El caballero de la figura, con cara de niño y ademán serio, es, posiblemente, el más desgraciado, abandonado por la fortuna, con la vida más triste y corta de los hombres pertenecientes a la raza de grandes matemáticos que en el mundo han sido. Desde luego el calificativo de pobre le va estupendamente. Sólo vivió veinte años y aún así le dió tiempo a desarrollar y formalizar una de las ideas más brillantes y con más aplicación práctica de la historia de las matemáticas y, de paso, impulsar, ordenar y sistematizar el estudio del Algebra. Nos estamos refiriendo al concepto de Grupo. Hablamos de Evariste Galois.
Su vida fue, casi constantemente, una sucesión de desgracias, sinsabores y desengaños que hubieran impulsado al suicidio a cualquiera distinto de él. Vivió permanentemente al límite. Fue uno de los revolucionarios más activos de su tiempo, visitó varias veces la carcel y murió violentamente en un duelo, una de las formas más estúpidas de morir. Sin embargo, seguro que disfrutó de momentos de paz en los que se dedicó a estudiar, comprender y profundizar en lo que fue una de sus pasiones, quizá la mayor: las Matemáticas. Como persona sensible tuvo otras muchas que marcaron de forma permanente su vida: luchó contra la injusticia dentro de los campos político y académico, peleó contra las rígidas estructuras establecidas por la sociedad de su época y regidas por hombres mediocres, murió a causa de una mujer... Al final tuvo que ser uno de sus amigos el que publicara sus descubrimientos. La muerte le alcanzó antes incluso de que pudiera finalizarlos completamente. En resumen, vivió y murió a la altura de su genio.
Su vida fue, casi constantemente, una sucesión de desgracias, sinsabores y desengaños que hubieran impulsado al suicidio a cualquiera distinto de él. Vivió permanentemente al límite. Fue uno de los revolucionarios más activos de su tiempo, visitó varias veces la carcel y murió violentamente en un duelo, una de las formas más estúpidas de morir. Sin embargo, seguro que disfrutó de momentos de paz en los que se dedicó a estudiar, comprender y profundizar en lo que fue una de sus pasiones, quizá la mayor: las Matemáticas. Como persona sensible tuvo otras muchas que marcaron de forma permanente su vida: luchó contra la injusticia dentro de los campos político y académico, peleó contra las rígidas estructuras establecidas por la sociedad de su época y regidas por hombres mediocres, murió a causa de una mujer... Al final tuvo que ser uno de sus amigos el que publicara sus descubrimientos. La muerte le alcanzó antes incluso de que pudiera finalizarlos completamente. En resumen, vivió y murió a la altura de su genio.
Galois nació en Bourg-la-Reine en 1811, una comuna a las afueras de París, Hijo de una familia de políticos y juristas, fue educado por sus padres hasta los doce años, momento en el que ingresó en el Collège Royal de Louis-le-Grand, donde enseguida mostró unas extraordinarias aptitudes para las matemáticas. Siendo todavía estudiante del Louis-le-Grand, Galois logró publicar su primer trabajo (una demostración de un teorema sobre fracciones continuas periódicas) y poco después dio con la clave para resolver un problema que había tenido en jaque a los matemáticos durante más de un siglo (las condiciones de resolución de ecuaciones polinómicas por radicales). Sin embargo, sus avances más notables fueron los relacionados con el desarrollo de una teoría nueva cuyas aplicaciones desbordaban con mucho los límites de las ecuaciones algebraicas: la teoría de grupos.
Para entonces, la vida de Galois empezaba a estar teñida de un marcado tinte político. En julio de 1830 los republicanos se levantaron y obligaron a exiliarse al rey Carlos X.
. No obstante, el triunfo de los republicanos, entre los que se encontraba el joven Galois, fue aplastado por la llegada al trono de un nuevo rey: Luis Felipe de Orleans. Galois participó activamente en las manifestaciones y sociedades republicanas. Fue expulsado por ello de la École Normale. En la primavera de 1831, con apenas 19 años, Galois fue detenido y encarcelado durante más de un mes acusado de sedición, tras un desafiante brindis en nombre del rey. Inicialmente fue absuelto, pero volvió a ser arrestado por otra actitud sediciosa en julio y esta segunda vez pasó ocho meses en prisión.
Dos días antes de su muerte, Galois fue liberado de su encarcelamiento. Los detalles que condujeron a su duelo (supuestamente a causa de un lío de faldas) no están claros. Lo que queda para la historia es la noche anterior al evento. Evariste Galois estaba tan convencido de lo inmediato de su muerte que pasó toda la noche escribiendo cartas a su amigos republicanos y componiendo lo que se convertiría en su testamento matemático. En estos últimos papeles describió someramente las implicaciones del trabajo que había desarrollado en detalle y anotó una copia del manuscrito que había remitido a la academia junto con otros artículos.
El 30 de mayo de 1832, a primera hora de la mañana,Galois abandonó su habitación de la pensión Sieur Faultrier, en París, y se enfrentó en duelo de honor a un activista político llamado d'Herbinville, a las orillas de un estanque cercano. Allí Galois recibió un balazo en el abdomen quedando abandonado. Más tarde un transeúnte lo encontró y llevó al Hôpital Cochin, donde murió al día siguiente, despues de rehusar los servicios de un sacerdote. Catorce años después, los manuscritos que dejó para Chevalier fueron publicados por el matemático francés Joseph Liouville, naciendo de esta forma la rama, excepcionalmente fecunda, de la matemática conocida hoy por teoría de grupos. Sus últimas palabras a su hermano Alfredo fueron: «¡No llores! Necesito todo mi coraje para morir a los veinte años».
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